¡Oh colegio, tus nobles blasones
son más claros y limpios que el sol!
Son divinos, son dos corazones,
y es una hostia que irradia fulgor.
Juventud y niñez femenina
que buscáis la verdad con ardor,
acudid a la escuela divina,
acudid a la escuela de amor.
Son maestros Jesús y María
y su ciencia se arraiga en la cruz;
el sagrado evangelio es su guía
y la fe es su norte y su luz.
En la urbe de fe ¡Tomebamba!
o ya en Quito, la excelsa ciudad
del Pichincha a los pies ¡Rumipamba!
o en la costa apacible del mar,
como nido de blancas palomas,
como templo y alcázar del Rey,
¡cuán airoso el colegio se asoma
centinela de Dios y su grey!
Versión completa tomada del libro de Víctor Manuel Albornoz sobre el centenario del colegio. Mayo de 2012.
viernes, 25 de junio de 2010
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